jueves, 8 de septiembre de 2011

LOS SONIDOS DEL SILENCIO (Reflexión)


No, no voy a referirme a la famosa canción que escribió Paul Frederic Simon por allá por el año 1964 y que llegó a constituirse en un éxito extraordinario en las voces de su autor y de su compañero Arthur (Art) Ira Garfunkel (Simon & Garfunkel: "The sounds of silence") habiendo hasta el presente sobrepasado el centenar de versiones en todos los estilos y géneros, en infinidad de idiomas así como en arreglos orquestales, etc.... ¡hasta fué tema de una película! ("El Graduado" 1967)

Cierto que esa canción, aparte de una muy bien lograda melodía, tiene una letra llena de inspiración... todo un poema, en el que el autor lamenta la escasez de contenido humano en las conversaciones de la gente (son esas vacias conversaciones, precisamente, lo que el autor describe, metaforicamente como "los sonidos del silencio") atrapada en un mundo inclinado más a la búsqueda de logros materiales que al aprecio de lo espiritual. En esa canción, al silencio se le ve, pues, desde un punto de vista eminentemente negativo, llegándose a describirlo como un cancer.

No es en esos términos que quiero hablar del silencio. Antes por el contrario, quiero hacerlo en los términos más elogiosos y positivos. 

En la introducción de cierto episodio fílmico, su Director, el archi-conocido Alfred Hitchcock, fungiendo de improvisado crítico musical y en ese estilo irónico y de humor negro que le caracteriza explicaba que.... "Toda sinfonía está formada dos partes: el sonido y el silencio"  (¡¡!!).... Una perogrullada, es cierto, pero que no deja de tener cierta profundidad cuando se le mira más de cerca . Veamos.

Con frecuencia pensamos en la Musica en términos de sonidos. Y claro! los sonidos son el elemento fundamental y evidente. Ocurre sinembargo que, con demasiada frecuencia,  lo evidente no suele ser lo más importante. En el caso que nos ocupa, por ejemplo, está claro  que sin silencios no puede existir música. Los sonidos estan organizados en un orden deleitable... o expresivo... o hermoso... o como quiera llamársele, SOLO PORQUE ESTAN SEPARADOS POR SILENCIOS!!!. Es el silencio lo que les da vida; es el silencio lo que les da sentido.

Pienso (es un punto de vista muy personal) que la perfección de la Música radica en el logro del equilibrio, (proyectado hacia el espíritu humano), entre estos dos elementos:  sonido y  silencio. Cuando al simple sonido se le da una excesiva importancia, privando sobre el silencio, sobrevienen las estridencias. Pero no se puede decir que se cumpla lo contrario, porque cuando es el silencio el que priva sobre el sonido, vamos asistiendo al logro de más y más intimidad, hasta el punto en que ya no hay música, solo silencio (a veces hasta a ese silencio lo disfrutamos)

En un mundo tan bullicioso como éste en el que vivimos, el silencio se torna en un bien muy deseable, por eso con frecuencia la gente abandona, siempre que tiene oportunidad de hacerlo, el bullicio de la ciudad y busca el silencio de los montes, de los campos, de las playas, porque en la Creación, los sonidos forman parte de todo aquello que ha sido dado como alimento para el espíritu y por esa razón no producen ningun tipo de fastidio. Pensemos por ejemplo en los murmullos de un bosque, el susurro de las olas, el congelado silencio de una elevada montaña....


Estoy seguro que más de un visitante ha observado que soy un gran admirador de las música oriental y la  razon fundamental que tengo para ello es el hecho de que, desde mi punto de vista, en las culturas orientales, por lo general, el lenguaje musical ha ido encontrando, de una manera más plena, el perfecto equilibrio entre el sonido y el silencio. Por esa misma razón amo tambien la música del período llamado "Barroco";  alli tambien encuentro el equilibrio y la armonía entre esos dos ingredientes tan especiales, obra de la mano de un Creador sabio y amoroso... sonido y silencio.

Por extraño que pueda parecerles, en lo personal siento que ese equilibrio tambien se encuentra en la música de Gustav Mahler, un maestro a quien admiro con toda el alma. Sé que no faltará quien se extrañe de esta última consideración: ¿equilibrada la música de Mahler? (¡¡!!) ¿No es éste uno de los compositores que se caracteriza, precisamente, por las "grandes explosiones orquestales"? Pues sí... y no... porque...¿qué decir de sus "grandes explosiones de silencio" -por decirlo así-?    Yo encuentro más bien en Mahler un  equilibrio que busca la perfección (no soy el único que asi piensa... y tampoco estoy "descubriendo el agua tibia": son muchos los que lo ven de esa manera, ¡y no simples legos como yo, por cierto!... ¡gente muy entendida!), porque en medio del mayor tumulto orquestal y vocal (piénsese en la llamada "Sinfonía de los mil" por ejemplo) pervive el anhelo por el silencio y el recogimiento. Tan es asi que... precisamente, hablando de esa "sinfonía de los mil" si bien es cierto que el número de ejecutantes entre instrumentistas y cantantes, alcanza esa cifra desmesurada, no es menos interesante constatar que con frecuencia éstos se reparten en conjuntos contrastantes de menor tamaño.

He traído a colación el ejemplo de Mahler por ser, de una manera muy especial, emblemático, en lo que tiene que ver con el punto que vengo tratando. Pero creo que todos los grandes compositores, todos los buenos músicos han incursionado, de una manera u otra, en algunas de sus creaciones, en el terreno de ese equilibrio del que he venido tratando entre el sonido y el silencio.

Claro, todo lo que hasta acá he venido comentando, mis queridos amigos, son las divagaciones de una persona que no puede dejar de sentirse exquistamente maravillado ante ese universo acogedor, indescriptible y misterioso que se le presenta al oído humano, como lo es la Música. En este universo sonoro en el que nos desenvolvemos, cada quien es libre de acceder a la Música de la manera que su espíritu le dictamine. Y en la música, más que en ningun otro terreno se cumple el viejo refrán: "de gustos no se discute"   El disfrute del divino lenguaje de la Música es un derecho primigenio (como el derecho a la vida) de todo ser humano; y cada quien ha de hallar la vía de acceso a Ella que le resulte más acorde con su propio espíritu.

Espero no haberlos aburrido en exceso con mi reflexión de hoy.

¡Un saludo, mis queridos hermanos de sones!.... ¡y de silencios!

2 comentarios:

kiko dijo...

Hola Efrén.
Muy interesante la reflexión que haces y estoy totalmente de acuerdo pues en la música como en todas las artes se necesita de un equilibrio de espacio y tiempo, y yo podría añadir a la reflexión que el disfrutar del silencio lejos del bullicio es disfrutar de nuestra propia y muy personal "música interior"
recibe como siempre un abrazo
de tu amigo

Ana Raquel dijo...

Este sonido suele aturdir a los que no están acostumbrados a escucharlo.