miércoles, 28 de abril de 2010

ALIM QASIMOV: Love's deep ocean


Un deslumbramiento!
Eso fue lo que, personalmente, sentí cuando escuché por primera vez el canto de Alim Qasimov. He aquí un músico que expresa con su canto toda la gama de las emociones humanas y de una manera que sobresale por su sinceridad y maestría. Casi me he sentido tentado a no escribir ningún comentario a esta entrada y dejar que sean ustedes quienes aprecien y juzguen por si mismos el genio interpretativo de Qasimov. No obstante, un poco por respeto a ustedes, los visitantes a este blog, y otro poco por el amor que ha generado en mí el acercamiento a esta música, me he sentido de alguna manera obligado a hacer algunos comentarios de presentación, tal como acostumbro hacer siempre (ojo!): no en tono académico que no cuadra para nada con mi escasa preparación artística y musical, sino más bien con la alegría y el asombro del niño que encuentra una extraña e interesante piedrecita o una curiosa concha marina mientras camina por la playa y no duda un momento en salir corriendo a enseñársela con gran alegría a sus padres o a sus compañeros.

Alim Qasimov es un cultor azerbaidjaní del Mugham. En términos generales se puede decir que la música de Azerbaidjan refleja el prolongado contacto entre las culturas turca e iraní dentro del territorio que ocupó lo autóctono azerbaidjaní. El Mugham, por su parte, que es la música clásica autóctona de Azerbaidjan y que es el canto que junto a su hija Fergana Qasimova, desarrolla nuestro músico, forma parte de una tradición transnacional de música clásica urbana y cortesana que floreció en todo el norte de África, el Medio Oriente, Asia Occidental y Asia Central y que se inició hace ya más de un milenio. Todavía el mugham sigue dando exquisitos frutos y Alim Qasimov es el principal cultor de este género en Azerbaidjan . La autoridad artística de Alim Qasimov se deja ver por su posición como una de los músicos más AMADOS (y recalco la palabra) de su país . El que acá les ofrezco es un bellísimo album que, por cierto, estimo – es mi apreciación- no debe escucharse, como se dice "de un tirón", si no que más bien debe irse bebiendo" a sorbitos.. para mayor deleite y mejor manejo de los sentimientos.

En nuestra cultura, aprecio que la voz humana despliega su máxima capacidad expresiva en los registros medio y grave; en términos generales, a medida que la voz se eleva a los más altos registros, tal vez pueda explayarse en logrados virtusismos de agilidad, más no de EXPRESION, que es lo que, personalmente, más busco y aprecio en el canto. Pues bien, estimo que en el caso de Alim Qasimov (también es cierto de su hija, Fergana) aun cuando alcanza una considerable altura en el registro vocal, ocurre que, en lugar de perder calidad expresiva, su voz GANA en expresión. Esto me parece lo fundamental en cuanto a su canto.

Por otro lado me conmueve el dramatismo de su desempeño vocal no solo cuando canta sino en esos pasajes que me arriesgo a llamar “recitativos”, donde la expresión dramática priva sobre lo puramente melódico. Todo ello, por momentos me hace recordar un poco a las óperas de Leos Janacek: el grito se hace llanto desgarrado o susurro enamorado. Por supuesto, todo lo que tengo dicho hasta ahora no son más que comentarios muy sinceros y enamorados, hechos “al vuelo” por parte de un diletante inexperto en todo lo que tiene que ver con ese misterio consumado que llamamos Música y muy “experto” (je je) en dejarse arrebatar por la pasión que ella comunica. Estoy seguro que la mayoría de mis amables lectores están más autorizados que yo para opinar y comentar, quizás hasta para derribar todas esas elucubraciones mías; pero en lo que verdaderamente nadie podrá interferir jamás es en el goce que esta música me depara.

Nada… que, como dijo Pero Grullo: “La Música hay que oírla”

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